El odio pulula en círculo
por la estancia del cerebro,
muerde neuronas,
agiganta latidos,
aplasta besos…
con lengua ácida
corroe huesos,
rompe silencios, los agranda,
revienta el brazo de hierro
tan importante
para sostener el esqueleto…
Polilla que roe la calma,
explota en venganza
y mata el espíritu interno.
¡Veneno maldito!
¡Maldito ego!
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