En el espejo del mar, la luna.
En el agua del espejo, la luna.
En el charco de agua, la luna.
En el charco de barro, no hay luna.
Hay tierra…
y entre barro y barro
un vaso de cieno.
Si el río se enturbia,
el mar es un vaso de chocolate
y la luna un dulce de lodo…
se sienta en su orilla,
y muy triste, llora,
hasta lavar su arena.
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