El mayor placer de la vida
es cuando logras eso que tu mente
se empecina en negar.
No dudes tanto, hazlo.
Tal vez sea cierto
que tu cuerpo no puede,
pero no dejes
que tu mente se lo crea,
hay que dejar un resquicio para los sueños…
—¿Y si un día te duermes
y no sueñas más?
—¿Y si un día despiertas
y recuerdas lo que has soñado?
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