Estoy sin estar, vengo
y al llegar vuelvo a irme sin irme,
porque en realidad me quedo
aunque el asiento pinche.
Quiero quedarme
y al mismo tiempo evaporarme,
marcharme lejos
y en mi misma esconderme.
Quedarme cerca y esconderme lejos,
tan lejos que no puedan verme,
que no pueda ni encontrarme.
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