Nuestra historia anduvo pérdida.
Lloraba y lloraba.
No se encontraba.
Un día, inmersa en su tormenta,
la alcanzó un rayo y la partió en dos.
Entonces, nos miramos fijamente
y nos reconocimos.
Nos perdonamos.
¡Por fin nos encontramos!
¡Por fin te encontré!
Comentarios
Publicar un comentario