Yo que escribo poesía,
cuando la leo…no la entiendo.
Entonces me pregunto:
¿Es que no son poesía esos textos
o es que yo no escribo versos?
¿Tan torpe, tan lerda soy?
¿Me creo poeta y no soy nada?
¡Qué raro!
¡Qué rara!
Finalmente mi mente declara:
Prefiero sentirme única,
aunque sea una escasa flor rara.
Escriba mal o bien,
mi amigo siempre será
el lápiz y el papel
y los tontos versos que brotan
del alma escaldada.
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