Y bajo el ombligo, un espasmo muerto.
Un relámpago de ovario contraído.
Ovario verde sin esperanza de clorofila.
Ovario de anhídrido
que respira suspiros de orquídea
que florecen en el tallo encefálico.
El aroma es tan grande
que impregna el habitáculo.
Su efluvio despierta la paz del regazo.
Y bajo el ombligo, ahora vivo,
otro espasmo resucita
con un vagido a la vida.
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