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En serio somos, ¿humanos?

 La primera ola 

nos pilló de improviso. 


Camino de la segunda ola…,

y tan panchos, ni una restricción.  


Subida brutal de la tercera ola…

¡Ay Dios mío!,... 

y corriendo a poner 

vedas, trampas y normas. 

Nos encierran.


¡Ya es tarde!

Nos ha mordido la zorra.

(no tiene culpa la zorra)


Tropezamos una, dos, tres…

y hasta quince patadas 

le damos a la misma piedra,

ni que fuera de barro

(la piedra hiere y el pie duele)

y le damos a la quincuagésima

(a cabezazos)

más fuerte que a la primera.

El Covid muerde 

más  que la zorra.


Tontos hay,

que creen mentira la pandemia

aunque mentira no sea,

tontos hay.


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YA NO ES UN SECRETO

  Tengo un secreto,  uno que hierve y quema la sangre,  a pesar de las curvas,  a pesar de los baches,  a pesar de los descarrilamientos y de los accidentes anormales… Amo estar viva,  amo respirar suave,  amo la vida  en todas sus fases.

MALDITA CUNA, CAMA BENDITA

  En la cama no duermo, rezo. Le pido que abrace el cuerpo, entienda el dolor, alimente el espíritu y escuche los miedos; que los transforme y los amase en un pan de pueblo de miga blanca, recia, alegre, juguetona… una miga tierna y agradable al paladar, capaz de apapachar el estómago y el alma.  —¡Arropa mi frío! —le grito. Me regala silencio, soledad, paz…Me inyecta calma  y el chute de adrenalina justo y preciso.  También es una bruja que me hace cosquillas para robarme las horas, pero igualmente la quiero.

BELLEZA INTERIOR

  Los ojos del alma ven lo invisible:  Lo divino. La esencia. El espíritu.  El oído interno escucha lo inaudible:  Lo emergido. Lo sumergido. La frecuencia.  El olfato oculto huele lo imperceptible:  Lo enterrado. Lo fosilizado. Lo amordazado. El gusto escondido degusta lo increíble:  La nostalgia. La anestesia. La hipogeusia.  El tacto sumergido siente lo imposible:  La presencia. La ausencia. Lo infinito.