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A RAS DE SUELO

 Luz de karma que refulge con prudencia, 

a ras de suelo alumbra el duelo 

en una halo de consuelo 

y amable enciende la inteligencia.


A ras de suelo, 

feliz, entro en tormentas 

que lavan mis tormentos. 

Regalo risas y abrazos, 

agradezco momentos, 

riego mi semilla, 

cosecho frutos bellos, 

levito en armonía con el espíritu, 

disfruto de su juego 

y enseñanza. 


Dulce garrapiña para el alma.


A ras de suelo

aprendo de nuevo 

el majestuoso vuelo, 

con alas tejidas en besos, 

caricias y esfuerzo.


A ras de suelo 

el silencio emprendo 

hacia el maestro 

interior de paz y afectos. 

Gasolina del cuerpo 

mente y tiempo. 

Golosina dulce 

de membrillo y queso.


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YA NO ES UN SECRETO

  Tengo un secreto,  uno que hierve y quema la sangre,  a pesar de las curvas,  a pesar de los baches,  a pesar de los descarrilamientos y de los accidentes anormales… Amo estar viva,  amo respirar suave,  amo la vida  en todas sus fases.

BELLEZA INTERIOR

  Los ojos del alma ven lo invisible:  Lo divino. La esencia. El espíritu.  El oído interno escucha lo inaudible:  Lo emergido. Lo sumergido. La frecuencia.  El olfato oculto huele lo imperceptible:  Lo enterrado. Lo fosilizado. Lo amordazado. El gusto escondido degusta lo increíble:  La nostalgia. La anestesia. La hipogeusia.  El tacto sumergido siente lo imposible:  La presencia. La ausencia. Lo infinito. 

UN ÁTICO EN LA LUNA

  La inquilina de la luna, en las calurosas noches del estío veraniego, cuelga de una de las puntas el bañador y la toalla. Se asoma al precipicio, usa como trampolín su pico y desnuda como ella, se lanza a la embravecida sal naturista salpicando los volantes de espuma de la piel del mar. La blancura de las tres desnudeces destilan brillo y pureza. Durante el chapoteo, el espíritu de las estrellas desciende, toca y bendice su loca alma, con luz de espejos rotos. Las poros resuman paz, los finos vellos reverberan calma,  el efluvio mudo…  muda cantos de esperanza,  con tono de lira griega  rasga notas en el pentagrama.  Dos almas danzan sordas  y una canta brava: "Salvación y sanación grata" Bien adentro de la noche,  rozando la madrugada del alba,  recojo el testigo que me transforma  de inquilina en amiga de la Dama.