Si hay algo que tengo claro
es que la enfermedad
no me va a ganar el pulso,
cuento con mi mejor amigo,
el brazo de hierro.
Por momentos podrá hacerme llorar
pero, al final, terminaré riendo.
Podrá hacerme sentir triste
pero recuperaré la sonrisa.
Podrá morderme,
pero yo morderé más fuerte,
me arrancará los dientes
y con encías de bebé
succionaré la leche.
Me postrará de rodillas en el suelo,
pero aprenderé a gatear y no cesaré
hasta ver mi mente en pie de nuevo.
Me ganará el pulso
cuando mi pulso este muerto.
Comentarios
Publicar un comentario