Relatos y Susurros

Pandemia.  Descontrol. Nuevas olas,  pero sin olas de mar  donde refrescarnos y pasear. Nuevas cepas,  italiana, inglesa, sudafricana… pero ninguna de uvas vinícolas  que nos llenen la copa, alegrando  el paladar de la boca.

No cambia el calabacín torcido a la crema el saborcito, una manzana manchada bien rica está asada, a un tomate desfigurado no se le nota triturado, es el pepino disparejo igual de sano que el perfecto, una calabaza defectuosa nunca deja de ser hermosa, conserva el albaricoque dañado  el mismo sabor acaramelado y sigue la naranja opaca,  tan dulce como la abrillantada. 一¿Imperfectos? ㇐ ¡No, perfectos!

  La primera ola  nos pilló de improviso.  Camino de la segunda ola…, y tan panchos, ni una restricción.   Subida brutal de la tercera ola… ¡Ay Dios mío!,...  y corriendo a poner  vedas, trampas y normas.  Nos encierran. ¡Ya es tarde! Nos ha mordido la zorra. (no tiene culpa la zorra) Tropezamos una, dos, tres… y hasta quince patadas  le damos a la misma piedra, ni que fuera de barro (la piedra hiere y el pie duele) y le damos a la quincuagésima (a cabezazos) más fuerte que a la primera. El Covid muerde  más  que la zorra. Tontos hay, que creen mentira la pandemia aunque mentira no sea, tontos hay.

En la dualidad está el triunfo. Entre el cielo y el infierno el camino…,  un fino filamento  del telar de una araña  que vencerá la tentación. Tejedora que tricota  el hilo del mal y del bien sin invadir la intimidad de ninguno, sin soltar ningún cabo,  todo en perfecto equilibrio. Telaraña perfecta  de vida y muerte, y ¡supervivencia!

  Don Cigarro y doña Nicotina  se casaron, el matrimonio  fumó oxígeno a tutiplén,  y lo redujeron  a humo de pulmón… cancerígeno.