—¿Elegí el camino correcto? Sí, si cuando te caes te da la mano, te alza y te besa. Sí, si la piedra que te hizo sangrar, se arrodilla y de todo corazón, le pide perdón a tu rodilla. Sí, si cuando entras en modo sudor limpia dulcemente tu frente y despliega de los árboles, un ventilador. Sí, si te hace sonreír hasta en las peores tormentas.