Su mirada plomiza hiere. Es metralla que quiebra: sangre, fe y fuerza… risa, música y sueños… aire, alas y versos… Su mirada plomiza mata. Con una plomada de sus ojos, abatió los latidos de su respiración y consumió todo su oxígeno. En un suspiro, apagó su aliento, jamás volvió a latir, ni siquiera volvió a ser aliento. Con una mirada bastó, descargó toda su munición en ELLA… y a ELLA le fué imposible levantar la vida, murió al compás del eco de los fríos plomos. Se quedó en nada. Una nada que perdió hasta la mayúscula de su pronombre y la doble fuerza de su letra.