Ve preparando tu mortaja, aunque creas que sigues vivo, te equivocas, has muerto. Aunque escuches latidos en tu pecho, no son tuyos, no brincan con alegría y su color grisón le quita efervescencia al rojo vivo. El arcoíris se apaga, los besos se esconden, la emoción se evapora… Tienes alas para no volar. ¿No te das cuenta del crimen que cometes contra ti mismo? ¡¿A qué esperas?! ¡Levántate! Respira, hincha los pulmones de valor y lánzate al abismo, olvida el vértigo y planea las alturas. Consta de tres partes. Tercera parte.