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Mostrando entradas de agosto, 2023

ENTRAR EN MI

  Nunca pensé que entrar en mí  con los ojos del alma,  resultase tan caótico  como emocional y vibrante.  Tristemente aplastante e inequívoco.  Un dulce mundo,  loco y desesperante. *** Tantos equívocos,  tareas e insatisfacciones  por detrás y por delante.  Tantos tropiezos,  turbulencias y desastres.  Puro hastío, puto desastre.  ¡Asco! ¡Maldito asco! ¡Maldito brebaje!   Me persigue,  me ahoga… y confunde a los genes del linaje.  *** Cuántas veces, encerrada en mí,  no alcancé a vislumbrar la gota inmaculada  que siempre yació semiahogada  en la fuente de mi pecho, cuántas apagué la negra noche  y encendí el cruel mármol,  cuántas soplé apagando la chispa  que quería resucitar con luz de luciérnaga  de las cenizas muertas de la fragua,  cuántas lloré mi ceguera con ojos videntes  por ver si la gente me consolaba,  cuántas ignoré los colores  que acariciaban mi piel… normalizando el negro gris,  cuántas renegué  ante la llamada de la vida… respirando la puta rutina,  cuántas negué el

CANSADA DE LLORAR

  Sin energía en el brazo de hierro,  que mojado se oxida.  Sin ganas. Nada.  Quiero estar sola.  Escondida en la oscuridad.  Salgo de paseo por obligación.  ¡Con lo que antes me gustaba! Pies de arena, rotos, huecos… cansados de andar. —¿Cómo estás? —Mejor.  Mentira, llora mi interior. —Me alegra mucho verte. Estas hecha una campeona. Cada vez te alejas más.  Sonrío, pero no estoy a gusto. Me urge la soledad, que no haya más preguntas, ni miradas. Quiero ser invisible. Cerrar los ojos y despertar como antes. Añoro cuando mi cuerpo era capaz.  Tengo los labios mustios, la vista cansada y la sal a punto de derretirse sobre las pestañas.  —¡ Qué bien te veo! — Gracias. Gracias.  Ahora la sonrisa es forzada. Mi alma se siente  mal.  Sí, es así de tonto, lo se. Ven la fachada y yo la vivienda; tengo morriña de mi antigua fortaleza interior. 

GANAS… ¿DE QUÉ?

  No se de que tengo más ganas… ¿De llorar?  ¿De dormir? ¿De morirme? Las ganas se derraman,  inundan la tierra,  se convierten en barro. Ahora soy lodo. Cieno.  Fango.  No se de que tengo más ganas… ¿De reír? ¿De nacer?  ¿De quererme? Las ganas siguen siendo lodo,  sobre él, resbalaba el miedo. De él, nace un hermoso loto. ¡Por fin me veo! ¡Por fin me quiero!

SIN LLORAR

  —¡Me voy, me voy, me voooy! No quiero, no lo pienso.  No es verdad. Ni mentira, ni un sueño.  Quiero darme la vuelta. No puedo,  sigo desgranándome. Volteo la vista y mis pies no voltean,  siguen y siguen, ya no hay zapatos,  son humo y el asfalto guijarros… —¡Agrrrr! …y la garganta se traga los alfileres en el grito.  El rugido se evapora y la nube ni llorar quiere. Ahora el aullido se pierde.