En un arrebato de genio, el genio genial huye dando un grito de grillo. Derrapa con su lámpara mágica del escenario y se estrella contra la primera fila de butacas.
El público se vuelve gris grisú pardo amarillo...paralizado e inmobil ante el trompazo del vehículo.
Hay quien se pregunta si será parte de la representación teatral, pues ha sido en asientos vacíos. El susto ha sido importante, venir al teatro a sufrir un accidente de tráfico no es la intención de los asistentes al evento.
El actor sale del artefacto visiblemente conmocionado, se mueve temblón para terminar desmayado en el suelo. Una mujer del público se acerca. Al verle emanar sangre de una enorme brecha en la cabeza, comprende la realidad, saca el móvil y llama al 061, bastante nerviosa.
Los servicios de emergencia atienden y trasladan en ambulancia al accidentado mientras la gente, conmocionada, no atina a comprender semejante situación.
La obra de teatro queda suspendida hasta nuevo aviso.
Al instante, los actores salen al escenario y saludan. ¡Sorpresa! Si ha habido obra de teatro.
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