Tantas noches de insomnio,
tantos días de dolor,
tantas horas muertas
ahogadas en calambres y espasmos,
tantas ganas reventadas
enterradas en lamentos.
Tantos momentos de polillas
carcomiendo y carcomiendo...
Tanto tiempo mal quemado
y tan poco bien disfrutado.
Tanto y tanto para acabar
en el barro, bailando
un fandango de fango y cieno.
El dolor es una polilla
que carcome los huesos,
los deja huecos y prosigue
con músculos, tendones y nervios.
Comentarios
Publicar un comentario