Esos feos días,
en los que las gotitas
engordan en goterones…,
se congelan
y acaban rebozados en lodo.
¡Lo que faltaba!
¡Un huracán de aire caliente!
Ahora parecen un crujiente
de chocolate sin azúcar,
del malo, de ese negro amargo
que nadie quiere.
Esos feos días,
en los que las gotitas
engordan en goterones…,
se congelan
y acaban rebozados en lodo.
¡Lo que faltaba!
¡Un huracán de aire caliente!
Ahora parecen un crujiente
de chocolate sin azúcar,
del malo, de ese negro amargo
que nadie quiere.
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