Nunca pensé que entrar en mí
con los ojos del alma,
resultase tan caótico
como emocional y vibrante.
Tristemente aplastante e inequívoco.
Un dulce mundo,
loco y desesperante.
***
Tantos equívocos,
tareas e insatisfacciones
por detrás y por delante.
Tantos tropiezos,
turbulencias y desastres.
Puro hastío, puto desastre.
¡Asco! ¡Maldito asco!
¡Maldito brebaje!
Me persigue,
me ahoga…
y confunde a los genes del linaje.
***
Cuántas veces, encerrada en mí,
no alcancé a vislumbrar la gota inmaculada
que siempre yació semiahogada
en la fuente de mi pecho,
cuántas apagué la negra noche
y encendí el cruel mármol,
cuántas soplé apagando la chispa
que quería resucitar con luz de luciérnaga
de las cenizas muertas de la fragua,
cuántas lloré mi ceguera con ojos videntes
por ver si la gente me consolaba,
cuántas ignoré los colores
que acariciaban mi piel…
normalizando el negro gris,
cuántas renegué
ante la llamada de la vida…
respirando la puta rutina,
cuántas negué el sonido de mis pasos
y escuché los que no andaba,
los que nunca llegaron…
cuántas y cuántas vueltas de campana
sin aprender nada,
cuántas lecciones perdidas,
cuántos exámenes suspensos…,
suspendidos en la tela de una araña.
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