—¡Me voy, me voy, me voooy!
No quiero, no lo pienso.
No es verdad. Ni mentira, ni un sueño.
Quiero darme la vuelta. No puedo,
sigo desgranándome.
Volteo la vista y mis pies no voltean,
siguen y siguen, ya no hay zapatos,
son humo y el asfalto guijarros…
—¡Agrrrr!
…y la garganta se traga los alfileres en el grito.
El rugido se evapora y la nube ni llorar quiere.
Ahora el aullido se pierde.
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