Siempre nos han dicho:
"vete fuera del pueblo,
no hay futuro en él"
Cuándo vuelves en vacaciones
es que te das cuenta
que el futuro y la vida
siempre ha estado ahí.
Un tesoro el contacto
con la naturaleza,
coloreas su verde clorofila,
admiras su belleza,
gozas de su esplendor,
respiras su maleza.
Viviendo en el cortijo de los bisabuelos
aprendes, compartes y absorbes
la sabiduría de los ancestros,
Te sientes repoblador de minúsculas
aldeas abandonadas y maestro
de oficios antiguos,
olvidados del tiempo,
dejados a su suerte,
repudiados del sentimiento.
El pueblo y el monte son un regalo,
que siempre estuvo
en nuestra mano.
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